Directo al corazón de un infiel

A punto de salir a almorzar y mientras terminaba rápidamente un informe que debía entregar a la gerencia, sentí la presencia de alguien que me observaba desde la puerta. Se trataba de Andrés, asistente de sistemas. La verdad es que yo no tenía una buena imagen de Andrés, de cerca conocía la historia de dos de las mejores empleadas del área de producción que habían sido engañadas de alguna de forma por él. Andrés era casado y tenía dos hijos, lo que no le impedía enamorar a otras mujeres.

Me solicitó entonces algunos minutos para conversar conmigo. Estuve muy cerca de decirle que no, pero estaba realmente afectado. Quise dejar de lado mi prevención y olvidar el rostro de las dos mujeres que días atrás lloraban en mi oficina gracias a sus engaños.

―No entiendo qué me sucede ―me confesó―, yo amo a mi esposa y a mis hijos, pero no tengo fuerza de voluntad. He llegado a pensar que no puedo ser fiel. He sido un descarado con mi esposa, llegué al punto de quedarme justo afuera de mi casa a recibir llamadas de otras mujeres o contestar sus mensajes en presencia de ella. Me asusta mucho la idea de que algún día ella cumpla su promesa y me deje. Tengo una niña de cuatro años y cuando la miro soy consciente de que no quisiera que nadie la lastimara y la hiciera sufrir. Cada vez que engaño a mi esposa, la culpa me invade y me hago un nuevo propósito de cambiar, pero es algo que no dura por mucho tiempo. Me gustaría saber qué me pasa y cómo ser diferente.

Yo trataba de leer entre líneas rápidamente, mientras ante mis ojos se derrumbaba la imagen de un hombre sin sentimientos y daba paso a la imagen de alguien que llevaba a cuestas un gran peso con el que no podía lidiar.

Pasamos cerca de dos horas conversando y llegamos a importantes conclusiones. Andrés se comprometió consigo mismo a trabajar en aquellos aspectos que lo llevaban a sucumbir ante la tentación. Con el paso de los días surgió un nuevo Andrés, seguía siendo amable pero de una forma distinta, ya no tenía esa necesidad de ser el centro de atención y de reafirmarse a través de estos comportamientos. Lee a continuación que cosas hicieron parte del proceso de cambio de Andrés.

Cómo dejar atrás la infidelidad

Muchos asocian la infidelidad a una etapa o edad determinada de la persona y algunos otros argumentan que el ser infiel es parte de la naturaleza humana. Sin embargo, la fidelidad, o dicho de otra manera, la lealtad con la que la persona debe asumir una relación afectiva, es también una decisión y está directamente ligada a su autoestima, espiritualidad y sentido de vida.

La infidelidad puede aparecer como el resultado de un conflicto latente en el matrimonio; sin embargo, aquellas personas que reinciden una y otra vez en el comportamiento infiel no pueden seguir argumentando esto y deben trabajar en otros aspectos.

Falta de autoestima y deseo de reafirmación

Sin duda la inseguridad personal, que es otra manifestación de la ausencia de autoestima, puede llevar a una persona a recaer una y otra vez en el comportamiento infiel. La persona infiel asume esta postura en su búsqueda constante por la aprobación de otros y ante la necesidad de reafirmarse, de sentir que es importante, que es aceptado, que es querido, que es capaz. Sin lugar a dudas el infiel lleva a cuestas una carencia afectiva que ha nacido en la niñez, es probable que haya sido sometido a la indiferencia, a la soledad, a la desatención, lo que lo lleva a buscar a toda costa la forma de ganar la vieja batalla.

El infiel da el primer paso para sanar su autoestima, su confianza en sí mismo, su amor propio, sus carencias afectivas cuando, como en el caso de Andrés, hace un alto en el camino, reevalúa lo que tiene y lo que está punto de perder, cuando comprende y siente la necesidad de cambiar.

Vacío existencial

Cualquiera que sea la justificación que quiera darse a la infidelidad, ésta, como cualquier otra adicción que lesiona a la persona que la asume y a su entorno, nace como resultado de un vacío existencial. Para la persona que ve la vida sin sentido, que no encuentra una razón de ser, con nada se conforma. Puede tener quién le ame en casa, una gran mujer, un gran hombre y no es suficiente. En el fondo no tiene que ver con su esposo o esposa, tiene que ver con su falta de sentido de vida.

Ausencia de espiritualidad

Acercarse a lo espiritual y transcender llena el alma de valores y virtudes, las personas espirituales con frecuencia piensan más en las consecuencias de sus actos que quienes no lo son. No quieren para otros el dolor y la frustración que no quieren para ellos. Las personas espirituales son empáticas, capaces de ponerse en el lugar de otros y comprender su sufrimiento.

Hoy voy directo a tu corazón, no te acomodes en la postura de la infidelidad. Recuerda que vivimos en una sociedad monógama en donde la lealtad y la fidelidad son valores pilares para la familia, estructura básica de nuestra sociedad. ¡Qué gran responsabilidad tienes! El amor, como la fidelidad, requiere de personas maduras emocionalmente, capaces de sacrificar un momento de placer por una felicidad duradera. Te deseo con el corazón que aprendas a amarte, a perdonar tu pasado y a encontrar en Dios, en ti y en tu familia el amor que sane tus carencias afectivas. Te deseo con el alma que encuentres un sentido de vida y te acerques más al Creador.

Copyright, 2014, Deseret Connect Media, inc. todos los derechos reservados.

Artículo de mi autoría publicado originalmente en familias.com Directo al corazón de un infiel