Perdonar si es posible
¿Te ha sucedido
que quieres perdonar, pero no sabes cómo? En la lectura del libro La
última oportunidad, de Carlos Cuauhtémoc Sánchez, encontré un capítulo acerca
del perdón. Si bien he leído mucho acerca de los beneficios terapéuticos de
perdonar, muy pocas veces he encontrado fórmulas para llevar a cabo el proceso
del perdón. Lee este artículo y encuentra uno de los tantos caminos para descubrir el proceso:
El perdón debe
ser oportuno
Una de las
cualidades más interesantes de este proceso que propone Sánchez es el tiempo en
que damos el perdón. El autor anota que el perdón es un obsequio que se da
cuando la persona acaba de cometer el error y que, en definitiva, es imposible
dar después de que el otro lo reparó. El autor recrea esta idea con el
siguiente ejemplo: un hombre le es infiel a su esposa, ella decide seguir
adelante con el matrimonio, pero le advierte: “Nada será lo mismo”. Durante
años el hombre es sometido a los reclamos permanentes de su esposa, en cada reunión
familiar ella aprovecha para señalarlo y frente a sus tres hijos siempre lo
culpa. Pasado el tiempo, sus hijos ya adultos han dejado el hogar y durante
una conversación su esposa le dice: “¿Sabes?, es tiempo de perdonarte por
aquella infidelidad”, a lo que él contesta: “¡Ya no puedes perdonarme!, soporté
en silencio tu desprecio porque lo merecía, pero ya pagué mi culpa”.
Esto muestra con
claridad no solo el tiempo en el que debe darse el perdón, sino lo que además
significa perdonar, que no es otra cosa que ¡un nuevo comienzo!, procurando
dejar atrás el doloroso pasado y las heridas provocadas. Por otro lado, en
cuanto más te demores en perdonar el sentimiento de decepción puede irse
instalando y será cada vez más difícil deshacerse de él.
El proceso del
perdón
Enfrentar el
dolor
Hay que reconocer
que estás profundamente herido, que el proceder del otro sí te afectó. Según
Sánchez, no ayuda mucho al proceso de perdonar protegerse con una coraza y
decir: “¡Aquí no ha pasado nada!”, a fin de evitar que el otro nos vea tristes
y vulnerables; por el contrario, un buen comienzo para sanar es permitir que
afloren los sentimientos de rabia, frustración, tristeza y dolor.
Evaluar
exactamente la pérdida
Esto significa
calibrar lo que el otro te quitó; es hacer un recuento real de lo que perdiste
y reconocer el valor que tenía para ti. Esto es valioso, porque a veces no
comprendes con exactitud qué te produce tanto dolor. Es una mezcla de todos los
sentimientos. No ves claro, y en esa medida no puedes encontrar el camino. Pero
al pararte frente a lo que te duele –que tal vez para el otro no sea tanto–,
ayuda saber que para ti lo es. Cuando dices: “¡Me quitó mi paz, mi seguridad en
mí mismo, mi alegría!”. Ahora que ya sabes qué te produce la frustración, qué
es lo que tienes que perdonar, eso te muestra de alguna manera la salida y específicamente cuales son los sentimientos que tienes que elaborar.
Regalar
mentalmente lo que perdimos
Por último, regalar a quien te ha herido eso que perdiste, significa que lo comprendes de algún modo. Se trata de que, en medio de la decepción, entiendas las razones que llevaron a tu pareja a lastimarte; sin este paso, los otros dos carecen de sentido; este paso es el que cierra el proceso y permite avanzar.
El perdón no lo
das porque el otro lo merezca, ni para hacerlo libre y feliz; lo das, en
cambio, porque eres tú quien necesita liberarse, al tiempo que le quitas al
otro y al sentimiento el poder sobre tu vida. “El perdón es un obsequio
inmerecido, igual que el verdadero amor". Los seres humanos superiores son capaces de
decirle a su esposo, esposa o a sus hijos: “¡Te amo, no por tu conducta, sino a
pesar de ella!"
Artículo de mi autoría publicado originalmente en familias.com Quiero perdonarte, pero no sé como
Alguien puede necesitar este Artículo, gracias por compartir
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